El día que dejé de escribir como un copywriter para escribir como yo
Hoy te quiero contar cómo, por imitar el estilo de otros, empecé a perder las ganas de escribir.
Y en ese tiempo me hice la pregunta más importante de todas.
Pasé un par de meses sin poder escribir por aquí.
Me sentía agotado.
Tengo muchos años escribiendo, pero a principios del año, decidí ayudar a otros a escribir y comunicarse mejor, de manera profesional.
Me hice las preguntas que se hacen quienes empiezan un negocio.
¿A quién quiero ayudar a escribir? ¿Y para qué quiere escribir esa persona?
Y así me enfoqué en emprendedores y profesionistas que quieren mejorar su marca personal y vender a través de sus textos.
Por lo tanto, me preparé en copywriting (escribir textos persuasivos para que el lector realice una acción específica, como comprar), para así ayudarlos mejor, y de paso, vender más.
Tomé cursos, leí libros y me suscribí a bastantes newsletters.
Me atrapó su manera de comunicar. Eran claros y directos.
Empecé a aplicar lo que decían y me funcionó.
Pero también pasó algo curioso: todos esos copywriters tienen un estilo bastante particular de escribir; el tamaño, la forma y el contenido de sus textos son muy similares.
Poco a poco empecé a imitarlos.
Pulí mis textos para que fueran más claros, más directos, más persuasivos.
Y al mismo tiempo empecé a dejar de lado otros temas de los que antes hablaba, para así, centrarme en los de comunicación, porque se supone que si hablo de muchos temas distintos, puedo “confundir” a mis lectores y no van a saber a qué me dedico.1
Y claro que lo disfruté y me consta que aporté valor, pero empecé a sentirme limitado.
No sé si es tu caso, pero me gusta hablar de muchos, pero muchos temas diferentes. Si necesito 300 palabras para contarlo, genial, porque me encanta hacer textos breves con un gran mensaje. Y si necesito 3000, también está genial, porque también me encanta hacer textos ridículamente largos.
No estaba mal lo que compartía, pero creativamente me sentía estancado. Y no me daba permiso de publicar otras cosas. Me estaba encerrando en una fórmula que yo mismo me había impuesto.
Había decidido entrar al juego de los demás copywriters y ahora tenía que esforzarme para poder competir con ellos.
Pero hubo un momento en el que simplemente no pude más.
Por eso dejé de publicar por aquí un rato. Me costaba mucho concentrarme y no podía terminar nada.
Pero al mismo tiempo empecé a escribir otras cosas que quería escribir. Algunas para mí, otras las publiqué, pero en otros sitios y con otro nombre.
Así, daba rienda suelta a esa parte de lo que quería contar, y pensé que podía seguir con este proyecto como antes.
Pero la verdad es que no tengo el tiempo para atender múltiples newsletters en este momento, no podría darles la atención que se merecen.
Por lo que tengo que ser sincero conmigo mismo y pensar qué es lo que realmente quiero.
Muchos creen que la pregunta más importante del universo es de dónde venimos, o cuál es el sentido de la vida, pero siendo un poco más pragmáticos, creo que lo más importante es saber qué queremos.
Si no sabemos qué queremos, solo vamos a dar vueltas en círculos, porque todo va a ser igual de importante. Necesitamos una dirección para poder tomar las decisiones adecuadas. Saber qué queremos es tener una brújula de hacia dónde caminar.
Y también necesitamos ser conscientes de que lo que queremos puede cambiar, pero ese es un tema para otro día.
Cuando no sabemos qué queremos, podemos empezar por averiguar qué no queremos.
Te voy a compartir lo que no quiero: tener que estarme limitando sobre lo que escribo.
Escribir, para mí, es una actividad importante, un momento de creatividad que me permite ordenar mis ideas y perderme por un rato. Al escribir puedo sentir que soy yo.
No me gustaría que pienses que todos los correos que escribí antes no eran yo. Porque sí lo era. Pero es solo una parte. Y hacer esa división porque sentía que estaba siendo “profesional” es lo que me está drenando las energías en este momento.
Este newsletter va a seguir, y voy a seguir compartiendo estrategias de comunicación.
Es algo en lo que soy bueno y me encanta.
Pero lo voy a hacer con mi estilo, al mismo tiempo te voy a contar sobre mis otros proyectos y algunas historias que me vuelan la cabeza.
Así, en lugar de escribir como todos los demás copywriters y tener que competir con ellos, me voy a dedicar a escribir como yo escribo y de lo que yo escribo.
Porque si de algo estoy seguro, es que nadie me puede ganar en ser yo mismo.
Por si queda la duda, me dedico a contar historias y a enseñar a otros cómo contar las suyas, para que construyan una comunidad y vendan más.